Algunas personas creen que el capuchino es una bebida nueva y que simplemente es la deliciosa mezcla de café con leche y algo de espuma lo que le hace diferente del café latte, pero es mucho más que eso, aunque en los Estados Unidos y el resto de América su popularidad empezó hace aproximadamente unos 40 años, en Australia y el este de Asia poco después, esta bebida tan apreciada, se remonta a varios siglos de antigüedad.
Siendo saboreada por generaciones no solo en Italia, sino en toda Europa, es una bebida de abolengo y tradición, que toma prestado un nombre reservado a monjes para, al igual que ellos, producir una transformación a lo interno de esa religión que congrega a quienes “siguen” y “practican” con devoción el “culto” al café, transformación que, ahora, bajo la presentación del cappuccino, incursiona en buena parte del mundo.
El consumo de café, en Europa, se sentó inicialmente en el modo habitual de preparación oriental. Donde los granos de café hierven en agua, y de vez en cuando se endulza con azúcar. Esta forma es la manera similar a la preparación que, hoy por hoy, se hace del llamado café turco.
La designación “Cappuccino”
Los “Cappuccino” surgieron inicialmente con la denominación “Kapuziner” en las cafeterías de la Viena del siglo XVIII, tras el ataque de los turcos a esta ciudad, y después de la derrota otomana, fueron abandonados por los invasores en fuga, sacos de café que serían llevados a un monasterio, estos eventos crearon la leyenda muy extendida, donde la invención de la bebida es atribuida a Marco d’Aviano, fraile de la congregación capuchina, que mezcló la amarga bebida con miel, crema y leche.
Una imagen del «Kapuziner” de 1805 es registrada en los anales, a modo de «café con crema y azúcar», y la bebida descrita en 1850 añade «especias» a la fórmula. En todo caso, estas bebidas eran de una tonalidad marrón que recordaba el mismo tono de las túnicas empleadas por los frailes capuchinos o Kapuzin en la Viena de la época, siendo este, el origen de su designación.
El capuchino una deliciosa invención
El “cappuccini”, como es conocido en el Mediterráneo, progresivamente se popularizó en los restoranes y cafés de todo Italia, pero para aquel entonces, los aparatos de café exprés eran complejos y voluminosos, razón por la cual, se circunscriben solo a locales especializados, siendo manejados exclusivamente por baristas.
El capuchino actual
Luego de la segunda gran guerra, hubo una inmensa movilización de la población mundial, buscando reacomodo, esta movilidad y las innovaciones que se incorporan a la máquina de café espresso, disponen el espacio para que el cappuccino tome la notoriedad y termine de incorporar los elementos que vendrían a configurar el capuchino moderno.
Estos elementos son; un café espresso de calidad, leche vaporizada y espumas en su punto exacto, incorporación de la crema de leche y la rutina de precalentar la taza; como se verá, en todos estos pasos, la máquina de café espresso está presente, aportando, no solo temperatura, sino equilibrio y precisión.
Los cappuccino conquistan el mundo
Esta bebida se hizo muy notoria alrededor de toda Europa. Los registros indican que en Inglaterra, la popularidad del espresso fue gracias al capuchino, en virtud de que los británicos ya estaban habituados a degustar el café con leche; no obstante la textura propia del capuchino elaborado a base de espresso, además de la incorporación de la espuma de leche adicional y la leche al vapor, provocó que los británicos lo distinguieran de su café con leche normal, que llevaba proporciones iguales de café y leche
Hoy por hoy, los capuchinos están hechos con café espresso, leche evaporada y leche con espuma. No obstante, en ciertas partes del mundo, a los capuchinos además de la crema batida también se le incorporan otros agregados, muy al estilo de los “Kapuziners” de la antigua Viena.
A partir la llegada de las máquinas automáticas dispensadoras de bebidas, hace 25 o 30 años, en Estados Unidos, Australia, el este de Asia y aunque en menor medida, también, en Europa, se ha venido posicionando una bebida que se vende como “capuchino”.
Comercializado de manera masiva por las llamadas “franquicias de la bebida”, por lo general, preparadas con café instantáneo, estas bebidas, sin espuma y con aditivos químicos en la mayoría de los casos, no alcanza el sabor ni mucho menos la textura de un cappuccino y nada tiene que ver con la verdadera y tradicional mezcla.
Específicamente, en la Gran Bretaña e Irlanda pero, también, en los Países Bajos, Francia, Bélgica, Alemania y España donde se beben capuchinos a cualquier hora del día, ya no solo por las mañanas.
Así entonces, nos encontramos que los capuchinos, se han hecho del agrado del público que asiste a las cafeterías por la tarde, y de los comensales en los restaurantes después de la cena. Pero como nota curiosa, en su cuna, Italia, el cappuccino se toma solo en las mañanas, a la hora del desayuno.