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Café con leche, origen, trucos para hacerlo y curiosidades

Por Mario

El café con leche tiene una historia muy particular, y en este artículo se abordará para que se tenga conocimiento sobre el porqué de esta mezcla que ha resultado en un sabor exquisito y ha permitido una serie de variaciones que también se presentarán.

Saber cómo se prepara un auténtico café con leche es importante, por eso ofreceré información al respecto, mostrando además algunas curiosidades en torno a este tipo de café.

Historia del café con leche

La primera vez que llegó a añadírle leche entera al café, fue en China en el año 1660, y lo hizo un embajador holandés llamado Nieuhoff, imitando así la tradición de la época de los manchú, quienes agregaban leche al té. Desde entonces la tendencia continuó en Asia, y el café con leche se consideró como una exquisitez.

Unos 24 años después, comienza la historia del café con leche en Europa. El uso de la leche en el café se aceptó con amplitud como un método válido introducido por el polaco Jerzy Franciszek Kulczycki en su café en Viena, desde 1684. En ese entonces Viena se encontraba sitiada por el ejército turco. Este noble polaco, responsable de la introducción del método de café con leche en Europa, también jugó un papel importante en la liberación de Viena.

Después que el ejército turco abandona la ciudad, derrotado, las provisiones de café que este ejército tenía, le quedaron a Viena. Y el noble polaco fue recompensado con bolsas de granos de café, además de una gran suma de dinero. Fue así como se animó a invertir el dinero en la apertura de su cafetería. Jerzy Franciszek Kulczycki empezó sirviendo el café tal y como lo aprendió de los turcos. Lo hervía en una olla, esperaba que se asentara y lo servía.

Para los europeos el método era horrible, al igual que el sabor. Así que implementó dos acciones. La primera fue filtrar el café, consiguiendo así la primera aproximación al café filtrado. Lo segundo, fue agregar edulcorante. Como para el siglo XVII solo existían dos formas de edulcorantes, que era la miel y la leche, agregó los dos. Consiguió así un sabor agradable y dulce. Con el tiempo la miel se reemplazó con el azúcar, y así prevaleció el uso de la leche y azúcar en el café europeo.

Cómo preparar este tipo de café

Para preparar un exquisito café con leche, en primer lugar, es necesario elegir los granos correctos. Para ello, se escogen granos de sabor intenso, los más recomendables son los Java, Sumastra o Brasileños, o también los granos torrefactos con sabor intenso. Los granos de expreso sirven, pero la preparación debe ser como la de granos de café tradicional.

Lo que sigue es preparar una taza de café extra fuerte, para evitar que, al agregar la leche, el café pierda su sabor intenso, es necesario que la taza de café sea bien concentrada. Si se usa una taza de café expreso, el resultado será un latté y no un café con leche verdadero. En caso de que la preparación sea con una cafetera, debe usarse el doble de granos molidos o la mitad de la cantidad de agua, con eso se logrará que tenga más sabor a café.

Pero, en el caso de una prensa francesa, será necesario añadir 2 o 3 cucharadas de grano, y esperar que estos reposen por al menos 4 minutos en el agua caliente. Después, hay que calentar una taza de leche, evitando que la leche forme espuma, solo debe calentarse, por tanto, no dejes que comience a burbujear. Lo más recomendable es el uso de una leche entera, así el sabor será más delicioso.

Por último, hay que verter el café y la leche caliente al mismo tiempo en la taza, y deben ser partes iguales. Es necesario evitar que se agite la leche y el café, de esa forma se logra reducir la formación de espuma. Una vez mezclado el café con la leche, es importante servirlo de inmediato. Para que tenga un aspecto francés, se sirve en una taza pequeña, y si se quiere un toque italiano se usa un vaso alto con asa. En cuanto al azúcar, se añade al gusto.

Variaciones del café con leche

Existen hoy en día una serie de variaciones que, aunque no se pueden considerar como el tradicional café con leche, se elaboran a base de la mezcla del café con la leche. Se puede decir que, sin la osadía de mezclar estos elementos, hoy no existirían estos tipos de café. Así que, a continuación, algunas de las variaciones más populares:

Cappuccino

Para elaborar este tipo de café, se usa como base el café expreso, se le agrega leche emulsionada y un poco de espuma. Se consigue el sabor perfecto cuando se usa la misma proporción de leche emulsionada, que se usa de café. Lográndose así un sabor agradable, que ha permitido que el cappuccino se popularice entre los consumidores.

Latté

Para conseguir el sabor y características del Latté, debe emulsionarse la leche mediante aire caliente, esto se consigue con el vaporizador de la máquina de café. En cuanto a las proporciones, se requiere de un trago de café expreso, leche caliente y un poco de espuma de leche en la parte superior del café. Se puede usar leche sin lactosa, así como también cualquier tipo de bebida vegetal.

Mocaccino

También conocido como Moca, este tipo de café para el que se usa leche, es una variante del cappuccino. Para su elaboración hay que mezclar de forma excacta un tercio de expreso con dos tercios de leche espumada, y añadir un toque de chocolate, para finalmente ponerle espuma de leche encima.

Macchiato

Se le considera como una variante del expreso, y es un típico cortado italiano. Se prepara un expreso y se le agrega una cantidad pequeña de leche emulsionada. En algunas cafeterías se le agrega la misma cantidad de café que de leche, pero en este caso lo que se obtiene es un café con leche en miniatura.

Curiosidades del café con leche

Sobre el café con leche hay algunas curiosidades interesantes, entre ellas se dice que en los años 1600 un médico francés sugirió a sus pacientes agregar leche al café para sanar sus dolencias.

El café con leche más exquisito se prepara con un café de tueste natural, y granos de gran calidad, si es posible, tostado próximo a la fecha de utilización.

Para lograr un exquisito café con leche, también se requiere que la leche sea fresca, pues solo así se consigue una excelente emulsión de la misma. Para ello hay que emulsionar la leche a 65 ºC, nunca a grados superiores a ello. En el caso de optar por una máquina de expreso para su preparación, lo mejor es que sea capaz de darle 8,5 bares de presión continua.

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